Nitrogeno:
•En condiciones óptimas de cultivo; cuando el pH no es muy ácido y no existe déficit de ningún elemento esencial, la alfalfa obtiene el nitrógeno por las bacterias de sus nódulos. Pero durante el estado vegetativo de las plántulas, éstas requieren nitrógeno del suelo, hasta que se formen los nódulos y comience la fijación.
•Por tanto se debe abonar 20 kg/ha de nitrógeno, pues cantidades mayores producirán un efecto negativo al inhibir la formación de nódulos.
Fósforo:
•La fertilización fosfórica es muy importante en el año de establecimiento del cultivo, pues asegura el desarrollo radicular.
•Como el fósforo se desplaza muy lentamente en el suelo se recomienda aplicarlo en profundidad incluso en el momento de la siembra con la semilla.
•En alfalfares de regadío con suelos arcillosos y profundos la dosis de P205 de fondo para todo el ciclo de cultivo es de 150-200 kg/ha.
Potasio:
•La alfalfa requiere grandes cantidades de este elemento, pues de él depende la resistencia al frío, sequía y almacenamiento de reservas.
•Se recomienda aplicar abonado potásico de fondo antes de la siembra junto con el fósforo.
•El abonado potásico de mantenimiento se realizará anualmente a la salida del invierno.
•En suelos pobres se recomienda un abonado potásico de fondo de 200-300 kg/ha y restituciones anuales de 100-200 kg/ha.
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